miércoles, 4 de julio de 2012

Vernon y Petunia Dursley


Con el fin del primer libro y el pronto comienzo del segundo publicare la nueva información que nos dio a conocer J.K. Rowling sobre varios personajes comenzando con los Dursley.



 
Los tíos de Harry se conocieron en el trabajo. Petunia Evans, que siempre se había sentido amargada por el hecho de que sus padres parecían valorar más a su hermana bruja que a ella, dejó Cokeworth para siempre para estudiar mecanografía en Londres. Esto la ayudó a encontrar un trabajo en una oficina, donde conoció a Vernon Dursley, que no tenía nada de mágico pero que era extremadamente obstinado y materialista. Grande y de cuello corto, este ejecutivo junior le pareció a la joven Petunia el arquetipo de la virilidad. Él, no solo correspondió a sus atenciones, sino que era deliciosamente normal. Tenía un coche perfectamente normal, y quería hacer cosas completamente ordinarias y después de haber salido con él en algunas aburridas citas, en las que habló principalmente sobre sí mismo y sus previsibles ideas sobre el mundo, Petunia empezó a soñar con el momento en el que le pondría un anillo en el dedo.
Cuando, en el momento oportuno, Vernon Dursley le pidió de rodillas en el salón de su madre que se casara con él, Petunia aceptó enseguida. La única nube en su azul horizonte era el miedo de lo que su prometido pensaría de su hermana, que estaba entonces estudiando el último curso en el Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería. Vernon era capaz de despreciar a cualquiera que llevara zapatos marrones con traje negro, ¿qué pensaría de una chica que pasaba la mayor parte del tiempo vestida con una túnica y practicando magia? Petunia no quería ni pensarlo.
Ella le confesó la verdad durante una cita bañada en lágrimas dentro del oscuro coche de Vernon, delante del bar en el que Vernon había comprado algo para picar después del cine. Vernon, tal como se lo esperaba Petunia, se llevó una buena sorpresa, pero, sin embargo, le contestó solemnemente que no le reprocharía el hecho de tener una hermana tan rara, y Petunia se echó sobre él con una gratitud tan violenta que a él se le cayó al suelo la salchicha que se estaba comiendo.
El primer encuentro con Lily, su novio James Potter, y la pareja de enamorados no fue bien, y a partir de ahí, la relación fue de mal en peor. A James le hacía gracia Vernon, y cometió el error de mostrarlo. Vernon trataba a James con condescendencia preguntándole qué coche conducía. James le describió su escoba de carreras. Vernon dijo que suponía que los hechiceros tenían que vivir del subsidio de desempleo. James le explicó lo que era Gringotts, y que sus padres tenían ahorrada una fortuna allí en oro puro. Vernon no sabía si le estaba tomando el pelo o no, y se enfadó. La tarde terminó con Vernon y Petunia marchándose del restaurante airado, tras lo cual Lily rompió en lágrimas. James (un poco avergonzado de sí mismo) prometió reconciliarse con Vernon a la primera oportunidad.
Esto nunca ocurrió. Petunia no quiso que Lily fuese su dama de honor, porque estaba harta de que siempre le hiciese sombra, a Lily esto le dolió. Vernon se negó a hablarle a James durante el banquete, pero le describió, de modo que James pudiera oírle, como un “mago aficionado”. Después de casada, Petunia se volvió más y más como Vernon. Le encantaba su coqueta casita cuadrada de Privet Drive número cuatro. Ahora se sentía segura. No había objetos que se comportaran de forma extraña, teteras que de repente silbaran cancioncillas cuando pasaba delante, ni conversaciones sobre cosas que no entendía, con nombres como “quidditch” y “transfiguración”. Ella y Vernon decidieron no asistir a la boda de Lily y James. Su último contacto con Lily fue el anuncio del nacimiento de Harry, y Petunia lo tiró a la basura no sin antes haberle lanzado una mirada de desprecio.
Aunque Petunia se criara junto a una bruja, es bastante ignorante en lo que respecta a la magia. Ella y Vernon comparten la idea un tanto equivocada de que serán capaces de sacarle la magia del cuerpo a Harry, y en un intento de deshacerse de las cartas que llegan de Hogwarts para cuando Harry cumpla once años, ella y Vernon confían en la vieja superstición de que los hechiceros no pueden ir por el agua. No debería haberse sorprendido cuando Hagrid llegó a la cabaña del islote atravesando un mar tormentoso, ya que en su niñez, Petunia había visto numerosas veces a Lily saltar arroyos y saltar de roca en roca para cruzar ríos.

 

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